Tras un fin de semana de descanso por feria, volvemos un día más con Memorias de un Cazador. Como conté en el capítulo anterior, el Yian Kut-Ku se me estaba atragantando. Lo intenté, lo intenté y lo volví a intentar, el resultado siempre era el mismo. El dinero me empezaba a escasear y un cazador no puede alimentarse de aire, así que me decidí a dejar esta atosigante misión a un lado y dedicarme a otras cosas.
Empecé con una caza de felynes (gatos antropomórficos parlantes), conseguir unos hígados de piscines (wyverns especializados en nadar), unos bullfangos (con estos ya me explayaré en otra ocasión), e incluso un velocidrome... Lo suficiente para ir recogiendo dinero con el objetivo de volver a enfrentarme a ese "pollo" que tantos quebraderos de cabeza me estaba dando.
Lo volví a intentar y volví a caer, así que pensé: "Muy bien, hora de renovarse o morir". En cuanto volví a casa abrí el baúl y miré todo lo que tenía en él. Me percaté de que había algo que abundaba en demasía: escamas de velociprey. Cogí raudo y veloz y me dirigí al armero de la aldea. Por mala suerte, hacía falta algo más que escamas de velociprey para conseguir una nueva y reluciente armadura fabricada a partir de estos monstruos.
Sin problemas, me dirigí al jefe del pueblo y registré las misiones, deteniéndome en "Mata al Velociprey". Era en Bosque y Colinas, lugar donde de paso podría recoger suficientes recursos para pociones y demás, aparte de recoger lo que me hacía falta para la armadura: era "matar dos velocipreys de un tiro".
Era una misión fácil, así que me lo tomé con tranquilidad: recoger unos huesos de monstruo pequeño por aquí, recolectar unas hierbas por allá... Y cuando me dispuse a ir a la caza de los velocipreys, apareció un invitado inesperado. Era algo... feo, por así decirlo. Se trataba de un wyvern morado, tenía más o menos la misma altura que un Yian Kut-Ku y en su cabeza tenía una protuberancia parecida a un cuerno. Su cola era un poco extraña pues parecía de goma, acabada en una especie de bola redondeada, y tenía unas patas bastante robustas. Este monstruo no era nada más y nada menos que Gypceros.
Pensé que era un monstruo inferior a Yian Kut-Ku por no tener una misión enfocada a cazarlo, y ni corto ni perezoso salté sobre él espada en mano. Un par de cortes y me llevé el primer coletazo. No me dio tiempo a levantarme que ya estaba aterrizando sobre mí dando picotazos. Me quedé sorprendido al ver que de uno de ellos, ¡me había robado una poción! ¿Qué clase de monstruo era este? Esquivé un par de embestidas y de repente escupió una bola de veneno que impactó en toda mi cara. No llevaba antídotos así que tuve que correr hacia al campamento y huir, llegando a la cama a lo justo para no caer desfallecido. Había aprendido otra lección.
Terminé la misión intentando no encontrarme a Gypceros por el lugar, y tras ésta vinieron varias más, hasta que me ví preparado para volver a enfrentarme a mi hasta ahora archienemigo: Yian Kut-Ku. Era hora de pasar a la acción, pero ésto lo dejaremos para la próxima semana. ¡Un saludo cazadores!
Empecé con una caza de felynes (gatos antropomórficos parlantes), conseguir unos hígados de piscines (wyverns especializados en nadar), unos bullfangos (con estos ya me explayaré en otra ocasión), e incluso un velocidrome... Lo suficiente para ir recogiendo dinero con el objetivo de volver a enfrentarme a ese "pollo" que tantos quebraderos de cabeza me estaba dando.
Lo volví a intentar y volví a caer, así que pensé: "Muy bien, hora de renovarse o morir". En cuanto volví a casa abrí el baúl y miré todo lo que tenía en él. Me percaté de que había algo que abundaba en demasía: escamas de velociprey. Cogí raudo y veloz y me dirigí al armero de la aldea. Por mala suerte, hacía falta algo más que escamas de velociprey para conseguir una nueva y reluciente armadura fabricada a partir de estos monstruos.
Sin problemas, me dirigí al jefe del pueblo y registré las misiones, deteniéndome en "Mata al Velociprey". Era en Bosque y Colinas, lugar donde de paso podría recoger suficientes recursos para pociones y demás, aparte de recoger lo que me hacía falta para la armadura: era "matar dos velocipreys de un tiro".
Era una misión fácil, así que me lo tomé con tranquilidad: recoger unos huesos de monstruo pequeño por aquí, recolectar unas hierbas por allá... Y cuando me dispuse a ir a la caza de los velocipreys, apareció un invitado inesperado. Era algo... feo, por así decirlo. Se trataba de un wyvern morado, tenía más o menos la misma altura que un Yian Kut-Ku y en su cabeza tenía una protuberancia parecida a un cuerno. Su cola era un poco extraña pues parecía de goma, acabada en una especie de bola redondeada, y tenía unas patas bastante robustas. Este monstruo no era nada más y nada menos que Gypceros.
Pensé que era un monstruo inferior a Yian Kut-Ku por no tener una misión enfocada a cazarlo, y ni corto ni perezoso salté sobre él espada en mano. Un par de cortes y me llevé el primer coletazo. No me dio tiempo a levantarme que ya estaba aterrizando sobre mí dando picotazos. Me quedé sorprendido al ver que de uno de ellos, ¡me había robado una poción! ¿Qué clase de monstruo era este? Esquivé un par de embestidas y de repente escupió una bola de veneno que impactó en toda mi cara. No llevaba antídotos así que tuve que correr hacia al campamento y huir, llegando a la cama a lo justo para no caer desfallecido. Había aprendido otra lección.
Terminé la misión intentando no encontrarme a Gypceros por el lugar, y tras ésta vinieron varias más, hasta que me ví preparado para volver a enfrentarme a mi hasta ahora archienemigo: Yian Kut-Ku. Era hora de pasar a la acción, pero ésto lo dejaremos para la próxima semana. ¡Un saludo cazadores!
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